miércoles, 30 de octubre de 2013

Compartimos libros y lectura con pequeños lectores del Jardín Nº 137 Barrio Don Bosco, de Resistencia

Plan Lectura Chaco, dependiente de la Dir. Gral. de Niveles y Modalidades del MECCyT, visitó el miércoles 16 de octubre el Jardín de Infantes Nº 137 del Barrio Don Bosco de la Ciudad de Resistencia.


Con los alumnos de la sala de 5 se leyeron cuentos de la japonesa Keiko Kasza y de la querida Graciela Cabal. Agradecemos a la directora Prof. Blásida Romero Gómez y a las seños Lilia y Emilce por la amabilidad con la que nos recibieron.


El estofado del lobo de Keiko Kazsa.
Este era un lobo al que le gustaba tanto comer que no bien terminaba una comida ya estaba pensando en la siguiente. Un día sintió ganas de un estofado y salió de caza al bosque. Encontró una gallina y se acercó lo suficiente para atraparla, pero entonces se dio cuenta de que era algo flaca y decidió engordarla. Así pues, se fue a su casa y se puso a cocinar: preparó cien panqueques y los dejó en la puerta de la casa de la gallina. Los días siguientes le llevó cien rosquillas y un gran pastel. Entonces supuso que la gallina estaría suficientemente gorda, y fue a buscarla, pero justo cuando se asomó por el ojo de la cerradura para espiarla, la puerta se abrió: “Así que era usted, señor lobo”, dijo la gallina.
Los panqueques, las rosquillas y el pastel habían servido para alimentar a los cien pollitos de la señora gallina, quienes, agradecidos, se lanzaron sobre el lobo para abrazarlo y besarlo. En recompensa, la gallina le preparó una deliciosa cena. Al día siguiente, el lobo devolvió el regalo con cien galletitas para los pequeños.

La historia que contiene este libro es especialmente atractiva porque muestra a los niños que las cosas no siempre son los que parecen, y que a veces quien menos esperamos puede convertirse en nuestro amigo. Sus enternecedores personajes y sus cómicas imágenes cautivan a los niños. 


Había una vez un chico que tenía miedo.
Miedo a la oscuridad, porque en la oscuridad crecen los monstruos.
Miedo a los ruidos fuertes, porque los ruidos fuertes te hacen agujeros en las orejas.
Miedo a las personas altas, porque te aprietan para darte besos.
Miedo a las personas bajitas, porque te empujan para arrancarte los juguetes. 

(...) Y también a los jarabes amargos, a los retos y a las burlas.
Mucho miedo tenía ese chico.
Un día el chico fue a la plaza. Y fue ahí que vio a una persona bajita pero un poco alta que le estaba pegando a un perro con una rama. Y al chico le agarró una cosa acá, en el medio del ombligo. Y entonces se levantó del banco y se fue al lado del perro. Y se quedó parado, sin saber qué hacer. Muerto de miedo se quedó.
(...) Entonces el perro fue y se comió todos los monstruos que estaban en la oscuridad, y todos los ruidos fuertes que hacen agujeros en las orejas. Y como todavía tenía hambre también se comió el jarabe amargo del doctor, los retos del papá, las burlas del tío, los besos de las personas altas y los empujones de las personas bajitas. Con la panza bien rellena, el perro se fue a dormir. Debajo de la cama del chico se fue a dormir, por si quedaba algún monstruo. 
Ahora el chico que tenía miedo no tiene más miedo. Tiene perro.
Fragmento de MIEDO  de Graciela Cabal

A los niños les encanta que les lean...hay alguna duda...?